Paisajes y libros

Aurelio San Pedro

Paisajes y libros

En su reciente y primera exposición en la galería Pigment Gallery de Barcelona, el artista nos muestra el resultado de  su trabajo, que gira alrededor de dos  conceptos: el espacio (paisaje) y el tiempo (libros). Los paisajes plantean  la existencia de un sujeto que observa  y de un objeto observado destacando  sus cualidades visuales.  Nos muestran distancia, vaguedad, y una idealización del espacio.  Estas características van ligadas a la definición de recuerdo. Las esculturas murales establecen una relación y  comparan la experiencia  con las páginas escritas; al fin y al cabo las personas son historias, historias que se cuentan y se escriben. Cada libro no es solamente un relato sino una vivencia, ya sea del autor, del protagonista de la historia o, en la mayoría de los casos, del propio artista que los  utiliza y manipula. Estos fragmentos de libros representan lapsos de tiempo variables, utilizando la repetición, el acopio y el orden para  posteriormente ser guardados y archivados, esta repetición da como resultado un aspecto visual que tiene relación con el coleccionismo, sobre todo en el campo de la entomología.  Pequeños recuerdos que uno guarda para sí mismo.

Recorrió su camino. Técnica mixta, Diámetro 100 cm

Las hojas, una tras otra terminan por formar un círculo, recordándonos el corte transversal del tronco de un árbol, representando el paso del tiempo a través de las hojas de libros que contienen vivencias.

Fue olvidando lentamenteTécnica mixta, 140 x 100 cm 

Las hojas del libro, cortadas y dobladas, conforman una matriz perfecta, en la que se pueden observar huecos. La  pieza simboliza el recuerdo, los vacíos  y el olvido de estos.

Paisaje, Obra de Aurelio San Pedro, 2019. artista visual y pintor catalán, español, europeo

 Paisaje, lápiz sobre papel, 100 x 100 cm

Fragmentos. Técnica mixta, 100 x 100 cm

Fragmentos, incorpora un nuevo material a la serie: la escayola. Las partes de los libros que se utilizan son aleatorias, como tapas, lomos, tejidos, hojas, etc., y están integradas en pequeñas láminas de escayola de apariencia frágiles. Cada lámina representa un pequeño fragmento de recuerdo, más bien una imagen borrosa.

Recuerdos de infancia. Técnica mixta. 100 x 100

En esta obra el artista, por medios de distintos elementos bien organizados, nos sugiere en su composición, la idea de archivo. En este caso se han utilizado los lomos de los libros, parte que protege y contiene las páginas, haciendo referencia a la infancia, y el color viene a reforzar el mensaje.

isaje 1, Obra de Aurelio San Pedro artista visual y pintor catalán, español, europeo

     Paisaje, lápiz sobre papel

 Veinte episodios oscuros. Técnica mixta, 100 x 100 cm

Pieza formada por veinte composiciones rectangulares compuestas por pequeñas hojas de libro enrolladas de color negro. El negro sugiere experiencias negativas, mientras que el cilindro blanco indica que de cada episodio oscuro se puede extraer algo positivo.

Aquellas historias le cambiaron. Técnica mixta. 100 x 100 cm

Al igual que en la obra titulada Recorrió su camino, cada elemento está formado por varias hojas enrolladas que configuran un pequeño disco. Estos elementos representan una serie de argumentos capaces de cambiar la forma de pensar de un individuo.

 

Paisaje, lápiz sobre papel

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La pintura de Julia Dorado

Carlota Santabárbara

La pintura de Julia Dorado

Julia Dorado, nacida en 1941, a sus veintidós años se la consideró ya en Zaragoza como mujer artista y, por si fuera poco, además en un estilo vanguardista en ese momento: la abstracción. Y es que la fuerte personalidad de Julia produce admiración a quien la conoce, endurecida por la adversidad su rebeldía se basa sobre todo en haber conseguido alcanzar la definición de mujer artista en un mundo eminentemente patriarcal, el de los años sesenta y el del arte, donde además se posicionó frente al academicismo imperante en España en ese momento. Julia se opuso a él acercándose a un código plástico que iba más allá de la representación formal, una expresión artística que ha ido evolucionando a lo largo de su vida hasta llegar a un lirismo cromático que, aunque se nutre del expresionismo abstracto europeo en sus orígenes, lo ha sabido desarrollar de un modo muy personal.

Su formación fue en el ámbito académico de la pintura y el grabado, cursó estudios en la Escuela de Zaragoza y en Bellas Artes en Barcelona, aprendió el dibujo del natural en los estudios zaragozanos de Cañada y Rabadán. Llegó a dominar y sentirse cómoda con la línea como recurso compositivo, sobre todo en su etapa como grabadora en Barcelona, tanto en litografía como en calcografía, pero finalmente el devenir artístico le llevó a decantarse por el color y la negación casi absoluta de los contornos y el trazo lineal. Sin duda un acto de valentía y rechazo a la imposición academicista.

Su atracción por la abstracción vino estimulada en los inicios por Federico Torralba, entonces profesor de la Escuela de Artes de Zaragoza, que le ayudó a adentrarse en ese nuevo estilo. Aunque fue a raíz de la exposición de Ricardo Santamaría y Juan José Vera en 1961 cuando la abstracción le terminó de seducir como estilo que adoptó de un modo propio y personal que le permitió a su vez incorporarse al Grupo Zaragoza ya en 1963, lo que le llevó a participar de exposiciones colectivas hasta 1967 donde su informalismo se afianzó.

Su pintura se revela contestataria, donde manifiesta cómo la rebeldía creativa es necesaria para la supervivencia de la vida psíquica y así Julia ha encontrado en la pintura pura, llevada a la abstracción más absoluta, un modo propio de religión que le otorga sentido a su vida. Tal y como afirma la teórica francesa Julia Kristeva: “La felicidad no existe sino a costa de una rebeldía (re-vuelta). Ninguno de nosotros goza sin enfrentar un obstáculo, un interdicto, una autoridad, una ley que nos permita medirnos autónomos y libres. La rebeldía que aparece asociada a la experiencia de la felicidad es parte integrante del principio del placer”.

La fortaleza de Julia está forjada de una trayectoria vital dura, porque los enemigos hacen que levantemos muros, que nos afiancemos en nuestras convicciones, en nuestro camino, que luchemos con más fuerza si cabe, que alcemos la voz , gritemos a pulmón abierto, a veces a través del gesto, del color, la vibración de la luz, el contraste, y cierta violencia que emana desde dentro. La pintura de Julia no nos deja indiferentes, aunque no todos tienen la capacidad sensitiva de percibir la grandeza de las manchas, físicas y emocionales, que a la vez que cubren desvelan su esencia.

La balanza existencial en la que oscila el ser creativo de Julia hace que sea determinada, directa, de una franqueza estimulante, esa que tiene la verdad de quien ya no tiene tiempo para andarse por las ramas. Esa verdad tan honda que te toca el alma con los dedos. Y esa verdad viene reflejada en su pintura, una pintura que surge de un renacer constante. Julia se reinventa constantemente en cada etapa, en cada momento vital,  cuando vivió en Paris, en Barcelona, en Parma o en Bruselas, acompañada siempre por esa necesidad, esa pulsión vital que emanan los neoexpresionistas alemanes, los llamados «Die Neue Wilden» (Los Nuevos Salvajes). Se trata de la necesidad que hace que el gesto impere dominando la mirada de la autora y del que mira, porque al mirar sus cuadros debemos ver más allá del color.

En el diccionario de artistas aragoneses su estilo es descrito como una “constante extremadamente sencilla y poética a la vez: una escueta geometría como fondo invadida o diluida por manchas de color a modo de nebulosas, sugiriendo y creando siempre un espacio pictórico de gran sentido plástico mediante una textura plana y evanescente”. 

Pero no nos podemos quedar con meros análisis formales interpretativos, la obra de Julia va más allá, exige al espectador un diálogo, no sólo que observe una imagen sino que establezca una relación con el ser creador, con la fuerza generadora de esa expresión. Sus obras son espejos en el sentido más freudiano, por lo que la realidad artística que percibimos trasciende de la realidad externa que vemos para adentrarse en aquello que se resiste a ser explicado descriptivamente, cuya significación sobrepasa lo verbal para alcanzar lo emocional a través de la imagen. En esta exposición Julia nos presenta sus pinturas más actuales, impregnadas de una fuerza exultante. A pesar de que pronto dejará de ser septuagenaria, Julia no presenta en esta exposición una retrospectiva, ya la hizo años atrás. Julia está en una nueva etapa, de hecho cerrándola, sabe que forma parte de un ciclo pictórico que está terminando y que aquí se muestra como testimonio de su constante reinventarse. Julia nace de las cenizas como el ave mitológica que surge de la destrucción y cuando parece que estaríamos ya en el otoño creativo de esta artista aragonesa, nos encontramos con una pintura llena de energía, de carácter, de fuerza.

En palabras de la que es considerada la última artista del expresionismo abstracto americano: Agnes Martin, “todo puede ser pintado sin ser representado”, por lo que se deduce que esa abstracción lírica de Dorado lleva implícita una sintaxis poética personal que puede prescindir de la representación formal de la realidad para materializarse en arte, en un arte lleno de sinceridad plástica.

 Martín Heidegger decía que “la obra de arte está esencialmente relacionada con la verdad”. En este sentido la obra pictórica de Julia Dorado podríamos decir que es pura verdad en el sentido de que revela entidades de su propio ser, se trata de lo que el filósofo alemán llama “desocultamiento”, (Unverborgenheit), donde la pintura no tapa, a pesar de la densidad matérica, sino que nos deja ver a través de ella lo que hay detrás, que no es otra cosa que el alma de Julia.

“La esencia del arte, en la que residen a un tiempo la obra de arte y el artista, es el ponerse a la obra de la verdad” y por lo tanto “ la eficacia de la obra no consiste en el efecto que produce. Consiste en un cambio que tiene lugar a partir de la misma obra del desocultamiento del ser”.

De hecho, si nos adentramos en su proceso creativo vislumbramos cómo la pintura de Julia Dorado prescinde de dibujos preparatorios y de pinceles, parte de una relación mucho más íntima con el cuadro, sin preámbulos, preparando las telas en tonos de color que le incitarán a un proceso de manchado de la superficie, colocada en horizontal, para ir tapando con ligeras capas de pintura acrílica muy diluida…, pero no para colorear sino para crear campos cromáticos que irán construyendo la composición. Podría considerarse casi acuarelista, pero va más allá, busca la opacidad, la luz, la transparencia, porque a la vez que va tapando con las manchas de color, también va desvelando lo que se deja entrever.

Tras el proceso de ocultación de lo que subyace podemos apreciar un haz de luz en la distancia, en la profundidad del cuadro, como si se intuyera una perspectiva casi indescifrable que se proyecta hacia nosotros para dejarnos ver ese brillo que emana julia cuando nos mira fijamente, esa luz intensa de un ser creativo por todos sus costados, poliédrica, que ha trabajado sobre papel, sobre lienzo, con pintura, con grabado, con collage…, que no entiende la vida sin arte, ni el arte sin vida, y cómo esas pupilas vibrantes nos dicen que está viva, muy viva, y que le queda todavía mucho arte, mucha verdad por contarnos.

La pintura de Dorado se ha convertido en un proceso creativo en el que algunas obras de etapas anteriores consiguen sobrevivir a su mirada crítica y otras simplemente desaparecen bajo capas de pintura. Les da una nueva oportunidad, reinterpretándolas. El reciclaje está presente, no sólo en sus materiales, como es el caso de los collages que desarrolló en los años 90 (y que se pueden ver en el discurso curatorial de la exposición) sino también en el propio proceso de creación, donde antiguos cuadros, compañeros de viaje, quedan ocultos y escondidos en una nueva etapa vital, en nuevas capas de pintura, buscando ese afán comunicador que habían perdido.

En palabras de Julia: “les das oportunidades, haces rectificaciones, el cuadro tiene la oportunidad de decirme si la imagen que yo veo del cuadro me comunica o no”, se trata de un diálogo constante entre el cuadro y ella, de constantes miradas críticas y revisiones hasta que un día les permite vivir o simplemente resucitar de la destrucción hacia una nueva vida plástica, una nueva obra.

La pintura le proyecta hacia la tela, es como un desdoblamiento de sí misma, forma parte de una necesidad plástica, de sacar aquello que oprime la boca del estómago y plasmarlo fuera de su presencia corpórea para trasladar su propia esencia a un espacio pictórico que se convierte en acto creativo, una acción llena de valentía frente al vacío del lienzo.

 En Julia Dorado el color domina su pintura, la emoción expresiva se manifiesta mediante recursos gestuales y sobre todo cromáticos, que le permiten adentrarse en un mundo más íntimo, emocional y visceral. Idea sobre el color que ya desarrolló a principio del siglo XX Kandinsky: “sobre el alma. El color es la tecla, el ojo el macuto, y el alma es el piano con sus cuerdas. El artista es la mano que, mediante una u otra tecla, hace vibrar adecuadamente el alma humana.”

Además, ella nunca pinta sobre blanco, pinta sobre color, encola las telas con pigmentos, tostados, ocres, rojizos y grisáceos, pero no parte de la nada. Porque la vida no es blanca,  inmaculada, parte de la mancha, de un tono cromático que es su esencia. Julia impregna a través del movimiento, de la acción, imágenes que busca, casi a tientas con las manos, desplazando su cuerpo por todo el lienzo para extender la pintura, una superficie que colocada de manera horizontal le permite deslizarse, el gesto de todo el torso y el alma que se proyecta en el lienzo como una pulsión íntima, una necesidad vital. Porque Julia transmite vida, fuerza, energía, valentía, todo ante la pintura, que es ella misma, pero también hacia su realidad personal.

La construcción pictórica de sus cuadros se basa en capas de pinturas, tapando todo aquello que está debajo, pero también desvelándolo. Se trata de una pintura que necesita de unos tempos determinados, regidos por la mirada crítica de Julia que hace, rehace, repinta y tapa sus obras impulsada por una fuerza creativa que le lleva a plasmar su mundo interior, un mundo lleno de luces y sombras. Roland Barthes definió como “el temblor del tiempo” la huella que deja el gesto del artista que pinta y borra al mismo tiempo, y ese signo, o mancha de color, que en el caso de Julia, puede significar algo o no transmitir nada más allá de su propia materialidad.

Julia se enfrenta con gran intimidad a sus cuadros, como si fuera el acto de amar, donde la pasión y la emoción se mezclan con el coraje de una personalidad muy fuerte, que se ha crecido ante las dificultades. A esto se le suma que no se puede negar cierta violencia en la energía pictórica que desprenden sus pinceladas, brochazos, manchas, las cuales responden a una necesidad que trasciende de lo puramente estético o plástico para alcanzar lo vital. En cada lienzo el acto de pintar se hace visible, dejando latente la batalla entre sus causas y consecuencias.

 Ese primer impulso surge de un proceso psicológico, o tal vez más visceral, de necesidad de proyectar en el medio artístico un estado mental, emocional. El momento creativo está impregnado de gran concentración y emotividad, es como el acto de vivir,  si no sale bien, hay que tapar, insistir. Se trata de la intensidad con la que Julia vive, porque sus cuadros son su modo de vivir, de sentir, de expresar, llenos de pasión y de intensidad. Tal y como define el filósofo e historiador británico Collingwood: “ (…) dado que la naturaleza humana está compuesta por la razón y la emoción, el punto en que la razón se desvanece coincide con el dominio absoluto de la emoción. El arte estimula y apela a la emoción como tal, su principio rector son las pasiones, (…), por tanto, la experiencia estética es una anarquía psicológica, una orgía de desorden.”

En la obra de Julia existe una emoción o motor que incita a iniciar ese proceso de creación, un proceso que va encaminado a través de un esfuerzo físico y emocional, pero el resultado es algo completamente impredecible, imprevisto, que no parte de una imagen preconcebida o generada en la mente, sino que se trata de un proceso temporal de afinado, modificación, experimentación y diálogo con la pintura, hasta que finamente la imagen en una dialéctica constante le devuelve la mirada de aquello que quería decir.

 En esa expresión hay un desvelo, una desnudez, que nos impregna de un gran respeto, por el coraje de mostrarse a estómago abierto, tal cual Julia es. El objetivo de la expresión, según Collingwood “es el conocimiento de uno mismo”, aun a riesgo de que no le guste a la audiencia, porque Julia hace mucho tiempo que dejó de mirar hacia fuera, ya sólo mira hacia dentro, por lo que su pintura no puede ser más auténtica, más profunda.

En toda su trayectoria artística Julia siempre ha caminado junto a Pablo Trullén, su marido, con el que ha vivido por todo el mundo, estimulando a Julia en su producción, exposición y crecimiento. Pablo, filólogo y compañero, la ha reconciliado con la vida, pero también ha sido esa mirada crítica que acompaña, que no por contener amor ha de ser condescendiente, y que ha provocado en Julia esa capacidad increíble que tiene de crecerse, de hacerse grande, de demostrar que su pintura es su vida y que seguirá pintando mientras respire.

Finalmente quisiera concluir con una reflexión personal, ya que no resulta ser casualidad que las tres mujeres que escribimos en este catálogo hayamos sido encomendadas de algún modo, no sólo a visibilizar sino también a tomar el testigo de la lucha de una mujer en un mundo dominado por la autoridad patriarcal, donde tenemos el cometido vital de alzar la voz y gritar que estamos aquí, que debemos seguir creando obras de arte, producir cultura y participar del arte, los libros y la crítica, desde la sororidad. Que le debemos a Julia como generación sucesora el deber de seguir caminando con la cabeza bien alta, a pesar de que a muchos les pese. Julia, que ya va rozando las ochenta primaveras, se siente en la misión de darnos ese legado: una rebeldía que forma parte de vivir a pesar de la dureza de las circunstancias, y un cierto sentido de que debemos agradecer a todos los que se interponen en nuestro camino porque nuestro empeño es aún mayor que antes, porque como buenas aragonesas, mujeres, llenas de vida, ante la dificultad nos crecemos, ante la oposición nos llenamos de coraje, y de eso sabe mucho Julia Dorado, que además de ser una gran artista, es mujer artista, abstracta y rebelde.

Lugar: La Lonja, Zaragoza

Fecha: 4 de Octubre al 6 de Enero de 2019

Fotografías: Santiago García Lázaro

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ANESTESIA

Susana Pardo

ANESTESIA

Amor fundido a negro

ANESTESIA es un proyecto expositivo transversal fruto de la colaboración de la escritora Andrea Tovar y el artista visual Manuel Granados. La unión sinérgica de la poesía visual de Tovar con la vídeo instalación de Granados se presenta por primera vez en Mutuo Centro de Arte de Barcelona, en septiembre de 2019. Conceptualizar la anestesia supone ahondar en el trabajo que Granados centra en el estado de transición entre lo físico y lo virtual que el ser humano acaba de iniciar con la nueva revolución tecnológica. Como toda fase intermedia supone ganancias y pérdidas.

Qué implica la desmaterialización de lo físico o hacia dónde han de proyectarse los esfuerzos en la construcción del cuerpo virtual son cuestiones que han de plantearse de un modo holístico, con una observación y análisis interdisciplinar. ¿Cómo podemos entender, desde nuestra perspectiva inmersa todavía en el paleolítico de las tecnologías de la información, la comunicación y la inteligencia artificial, la disolución del individuo y la individualidad tal como la conocemos? ¿Nos llevaría a un mayor aislamiento y soledad? o por el contrario la realidad virtual súper conectada sería más afín a nuestra naturaleza de seres pensantes y espirituales desde otra manera de ser en lo físico.

Manuel Granados y Andrea Tovar abordan el concepto de anestesia tomando prestado el potencial confuso y contradictorio de las imágenes y las palabras para dar a conocer, al mismo tiempo que enmascaran y silencian por conveniencia o saturación.

La propuesta pone el foco en la dialéctica del sistema sinestésico / anestésico, relacionada con la percepción sensible a través de los sentidos. Siguiendo el razonamiento de Susan Buck-Morss1, el sistema sinestésico se encarga de hacer consciente lo que nos llega del exterior uniéndolo a las imágenes mentales registradas por la memoria y la anticipación en nuestro cerebro; estaríamos hablando, por tanto, del «sistema estético de la conciencia sensorial».

En la era del ocio híper consumista y la introducción de lo visual y virtual en los nuevos modos de relación, parece urgente revisar lo estético y, quizá, ajustarlo a su etimología originaria. Del griego aisthetikos, se define como el conocimiento que se adquiere por los sentidos. Estos saberes que nos llegan al contemplar, escuchar, paladear, inhalar o acariciar han sido tradicionalmente denostados por la filosofía y la ciencia, ya que tenían acceso directo a la emoción sin pasar por la razón. Sin embargo, investigaciones recientes del neurólogo Antonio Damasio2 ponen en valor los sentimientos, como experiencia mental de las emociones, al concederles el papel de agentes de motivación y control en la construcción de la cultura, o lo que entendemos por civilización. Pero en algún momento de la historia del arte, lo estético dejó de relacionarse con la percepción sensible para decantarse por la belleza como experiencia sensual o lo que place a los sentidos.

La cuestión no es dejar de percibir y sentir sino estar al mando de nuestro sistema sensorial y ser capaces de discernir la información que dejamos pasar. No es fácil responder a la pregunta de hasta dónde nos influye el shock de la fantasmagoría que oculta o altera la realidad y satura los sentidos impidiendo reaccionar ¿Qué implica estar inmerso en el exceso y la espectacularización vacía como un ideal consumista de la cultura de masas? Es evidente que tomar un vino con los amigos, como tener un perfil en Instagram, fomenta las relaciones sociales y produce sensación de bienestar. Por el contrario la adicción al alcohol, las drogas o las redes sociales, dificulta la comunicación de calidad y el aprendizaje; condiciona, somete y aísla al individuo al mismo tiempo que obstruye y merma todas sus capacidades sensoriales y cognitivas.

Con ANESTESIA se reclama la facultad de volver a abrir los canales de percepción, favorecer el flujo de información, pero ante todo, evitar el manejo de lo estético por agentes condicionados por fines crematísticos. ANESTESIA manifiesta la urgencia de ser conscientes de no traspasar ciertos límites de insensibilización, advirtiendo del peligro en el uso abusivo que adormece y paraliza. Tomar el control y dosificar son la clave para activar o desactivar la dialéctica sinestesia / anestesia, ya que son los mismos estímulos, recursos, acciones, objetos y sustancias químicas (naturales o artificiales) los que actúan en la fluidez o la obstrucción de lo percibido.

La anestesia, por tanto, no incide en la negación de lo sensible, sino en el colapso de los sentidos que obstruyen las vías de conexión en detrimento de la experiencia o la obtención del placer, y en última instancia de la supervivencia. Resulta contradictorio que, en este momento de auge de canales de información y redes sociales que nos conectan a través de mensajes de texto, de audio y de imágenes, el sistema sinestésico pueda revertir su funcionamiento y derivar en sistema anestésico como medida de prevención del cuerpo ante la saturación de estímulos que provocan el shock traumático. Walter Benjamin3 aconseja la distancia, para observar y sentir desde fuera la fantasmagoría capitalista. Sin embargo, Andrea Tovar recurre a la memoria fijada en el álbum de fotos familiar, las cartas y documentos del pasado para sus poesías visuales; mientras Manuel Granados se apropia de imágenes de la vida cotidiana colgadas en internet como construcción de un cuerpo virtual inconsciente. Ambos, se obligan a no caer en la “crisis de la percepción” que padecemos y se proponen registrarlo todo en sus piezas. Anotar en la memoria construye anclajes a los que volver y previene el adormecimiento. La memoria vela por la integridad perceptiva mientras se abren las vías para apreciar el tiempo contemporáneo y no sucumbir a la anestesia de lo estético. El peligro del individuo anestesiado reside en cómo queda despojado de su posicionamiento político e incapacitado para la crítica y la acción.

La propuesta ANESTESIA es una experiencia visual en dos tiempos:

En primer lugar, la videoinstalación de Granados permite sumergirse literalmente en la ambivalencia de las imágenes y sonidos a través de una catarata atropellada y asincrónica de objetos de consumo y actividades diversas que conforman la cotidianidad. Se ha creado una fantasmagoría, que a diferencia de la orquestada por la cultura de masas, no pretende ser un espectáculo gratificante ni reconfortante. Mas bien al contrario, aquí la intención gira en torno a la posibilidad de despertar del colapso que supone el exceso fetichista en que se han convertido las experiencias sensoriales y culturales, como sustitutivos complacientes de la realidad. Las imágenes y sonidos de la video instalación mantienen una posición contraria a la ilusión de un mundo idílico; evidencian la soledad y fragmentación de una humanidad alienada, herida y depauperada. El espectador asiste a un espacio de exageración y superabundancia provocando una violencia perceptiva que posibilite una potente necesidad de reacción.

La segunda parte es este poemario intervenido de Tovar, como pieza extendida del caos. El formato libro, permite la lectura y visualización en un entorno que ya no es el propuesto por los artistas sino elegido por el propio espectador. Reflexión, intimidad y conexión, son conceptos que limpian las vías de acceso de lo estético para que puedan convertirse en imágenes mentales, es decir, experiencia sensible y cognitiva. La estructura visual del poemario puede llegar a percibirse como una carrera de obstáculos o un laberinto que esconde secretos y trampas. Nada es lo que parece. Engaños y confusión que estimulan al lector para no bajar la guardia. Ahora se demanda un esfuerzo al observador para que sea crítico y distinga entre lo útil y lo desechable. A través de cada una de las páginas se plantea una faceta de la anestesia, y a su vez, se traza un íter más amplio que se encamina a una posible resolución: el despertar a la propia vida. De este modo, la experiencia artística extendida pretende servir de estímulo para encontrar la poesía en lo cotidiano que ayude a diferenciar lo lúdico de lo nocivo. 

El proyecto plantea diferentes aspectos en la manera de percibir la experiencia artística haciendo converger desde distintas realidades de espacio-tiempo la aprehensión del concepto anestesia. Pero, sobre todo, hay una apuesta clara por la recepción activa y crítica del observador para que los dispositivos se movilicen y generen las conexiones imprescindibles para la comunicación.

Al ahondar en la percepción sensible o estética (aisthetikos), es posible llegar al convencimiento, acertado o no, de las múltiples opciones que las imágenes captadas y procesadas nos ofrecen. El desarrollo tecnológico, entre otras funciones, repara en hacer perceptible la virtualidad del mundo de las ideas del que Platón ya nos hablaba, una infinidad de imágenes mentales que pueden potenciarse a través del sistema sinestésico. Este proyecto no quiere pasar por alto la cualidad intervencionista del concepto anestesia, es decir, su capacidad medial o catalizadora, que deviene en material, fórmula o herramienta de uso saludable que tomamos prestada para imaginar; «para saber hay que imaginarse» dice Didi-Huberman4.

Sin la imaginación no es posible el aprendizaje ni el conocimiento, es la que pone en juego las opciones que hacen posible el desbordamiento de nuestro yo; la imaginación transforma el “yo” en el “ser posible” que describía Heidegger5. En el momento que dejamos de entender el ser como un objeto que está en el mundo o un mero observador interesado, a la manera de Husserl6, y lo pensamos como un proceso cuya cualidad fundamental es la de trascenderse a sí mismo, nos daría la noción del ser que entiende Heidegger como “el ente que se aparta de su ser” 7, un ser en constante hacerse

De este modo, la identidad es un proyecto activo que se encuentra en continua actualización, una construcción abierta a cambios por la interacción con el entorno.

Es en esa tarea de elaboración y comunicación donde el individuo necesita hacer uso de la imaginación; las proyecciones mentales que conectan el exterior con nuestro interior son un ejercicio de libertad que conducen al logro o la perdición.

Además de la función auxiliadora y protectora, la anestesia opera amordazando al guardián racional de nuestro cerebro. De esta manera, corta el paso a lo reglado, pone en duda la coherencia de lo que aparenta ser lógico; cuestiona lo reconocible, lo aprendido y experimentado; se aventura a atravesar la frontera de lo desconocido, lo diverso, lo otro, lo contingente y lo imposible.

La anestesia, desde este ángulo, se convierte en una aliada imprescindible para sostener los continuos estados de transición en los que vive el individuo por su cualidad de proceso. Este estado de transición u horizonte de sucesos, que el artista vive de un modo exacerbado, es la línea permeable que separa lo conocido de lo desconocido, es el límite entre el yo y la conectividad; en definitiva el estado de transición que hay entre cualquier idea y su contraria para dejar de ser opuestos y convertirse en paradoja o complementarios.

Enfrentarse al poemario de Tovar y la video instalación de Granados es participar del ejercicio de imaginación; se nos conduce por un terreno complejo sin condicionamientos ni premisas, ajeno a ordenes o jerarquías, sin hilo conductor ni narrativas, y como si fuéramos acróbatas, mas que espectadores o lectores, se nos requiere hacer un triple salto mortal para llegar a un lugar desconocido, incluso para los propios autores.

Notas

  1. BUCK-MORSS, Susan: Estética y anestésica. Una revisión del ensayo de Walter Benjamin sobre la obra de arte, La balsa de la  medusa, 1993, p. 65.
  2. DAMASIO, Antonio: El extraño orden de las cosas. Barcelona, Editorial Planeta, 2018, p. 20.
  3. BENJAMIN, Walter: La obra de arte en la época de su reproducción mecánica. Madrid, Casimiro libros, 2013, p. 55.
  4. DIDI-HUBERMANN, Georges: Imágenes pese a todo. Memoria visual del Holocausto, Barcelona, Paidós, 2017, p. 17.
  5. REALE, Giovnni y ANTISERI, Dario: Historia del pensamiento filosófico y científico III. Barcelona, Herder, 2010, p.519.
  6. Idem, p. 520.
  7. Idem, p. 519.

http://www.susanapardo.gallery/

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JULIA MARGARET CAMERON

Gloria García

JULIA MARGARET CAMERON

Una puesta en escena emocional

Añoraba atrapar toda la belleza que me pasara por delante y, a la larga, creo haber satisfecho tal anhelo.

Susan Sontag en su libro Sobre la fotografía escogía estos pensamientos de Julia Margaret Cameron para iniciar su breve antología de citas.

En este artículo queremos hablar de los primeros tiempos gloriosos de la fotografía con una pionera en el “arte fotográfico”. Queremos recordar a Julia Margaret Cameron.

A través de la estética y el rigor de esta fotógrafa inglesa y por medio del género del retrato, descubrimos un mundo de imágenes pictóricas que pretenden estar bien alejadas de la meta de los pintores de la segunda mitad del siglo XIX. El lenguaje secreto y misterioso de J.M.Cameron viajaría en la dirección de una belleza y poesía particular que hablaría también de su fortaleza.

J.M.Cameron nacida en Calcuta en 1815 se dedicó a la fotografía por pura afición cuando vivía en Inglaterra, en la isla de Wight, y a la edad de cuarenta y ocho años cuando su hija le regala su primera cámara. Una mañana de Navidad llegaría un paquete envuelto en seda con una nota que diría “Quizá te divierta, madre. Intenta hacer fotografías durante tu soledad en Freshwater” Desde este instante, Cameron supo que su vida había cambiado. La pasión que junto a su marido sentía por el arte y este invento que iba más allá de lo meramente tecnológico o mecánico, había despertado una obsesión.

Durante los comienzos de la fotografía el hecho industrial del fenómeno hizo que fuera en detrimento el concepto del arte. La mayoría de los fotógrafos retratistas de alrededor de los años 60 tuvieron que lidiar con la práctica comercial y financiera que les permitiría desarrollar la otra visión artística.

La fotógrafa J.M.Cameron sería un ilustre ejemplo del uso de la fotografía como medio de expresión artística libre de todo peso económico y gozando de libertad absoluta, desconocida hasta entonces, de su técnica. Mientras la tónica general del retrato era marcada por la clientela con el uso de contornos precisos y claros, Cameron podía descubrir otros mundos empleando un enfoque aproximado y contrastes lumínicos a menudo muy marcados. Era ese efecto “flou” tan peculiar. En su afán por sacar retratos, como narra en su autobiografía The Annals of my Glass House, reconocemos como modelos a celebridades que admiraba, como es el caso de Charles Darwin, Julia Jackon (madre de Virginia Wolf) o John Frederick William Herschel, aunque en la mayoría de las ocasiones eran familiares y amigos. Se dice que perseguía a sus vecinos, criados, nietos y a cualquiera de sus seis hijos para que posaran y que luego les regalaba chales y baratijas traídas en sus baúles desde la India.

No dudó en ningún momento en generar controversias con sus retratos y así fue defendido en las numerosas exposiciones internacionales de la época (Londres 1864, Edimburgo y Dublin 1865, París 1967, Viena 1872…) donde mostró su técnica.

Los miembros de la London Photographie Society no la admitieron entre ellos por sus defectos técnicos, debido a que realizaba fotografías con material deficiente, con un objetivo que no cubría totalmente el formato de las placas húmedas que empleaba de 20 x 25 y de 30 x 38 cm. Sus placas estaban a veces descuidadas por estar manchadas o arañadas aunque esto no les hacía perder valor artístico.

Distintas ramas nos llevan a formar el mismo árbol. Una, la necesidad de la unión con el mundo literario, que le llevaría a trasladarse con su familia a la isla de Wight para vivir cerca del poeta Alfred Tennyson. Otra, sus amplios conocimientos acerca del teatro que le facilitarían la creación de esos ambientes etéreos y esa profunda tragedia poética en sus retratados. Y la última, la influencia del pintor victoriano George Frederick Watts, que nos ofrece ese atractivo, un tanto kitsch, de algunas de sus composiciones alegóricas y que dan sentido a sus personajes.

J.M.Cameron murió donde había decidido retirarse, en Ceylan (Sri Lanka) en 1879. Su legado fotográfico nos introduce en la corriente pictorialista, y su mundo de celebridades graciosamente no le desveló que su sobrina nieta sería Virginia Woolf.

La Fundación Mapfre recogió una retrospectiva en mayo del 2016 en torno a la poética fotográfica de Julia Margaret Cameron organizada por el Victoria and Albert Museum. Este museo posee una importante, exquisita y extensa colección de la obra y método de trabajo de esta fotógrafa.

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HISTORY OF MISOGYNY: ON ABORTION

 

Susana Pardo

 

 


HISTORY OF MISOGYNY: ON ABORTION


 

 

Exposición de Laia Abril, (Barcelona, 1986),Artista española, autora de On Abortion, Fotógrafa, artista multidisciplinar que trabaja con fotografía, texto, vídeo y sonido, En 2016 fue galardonada con el Premio Revelación Foto España, Fotopress Grant, y Prix de la Photo Madame Figaroc por Les Rencontres d'Arles A History of Misogyny, chapter one: On Abortion. Su trabajo se ha exhibido internacionalmente en los Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, China, Polonia, Alemania, Holanda, Suiza, Turquía, Grecia, Francia, Italia y España.

 

Los abortos no seguros causan la muerte de unas 47.000 mujeres cada año y otros cinco millones sufren alguna forma de discapacidad temporal o permanente. […] Las cuestiones relacionadas con el acceso a un aborto seguro y legal son la esencia del derecho fundamental de la mujer a la igualdad, privacidad y salud física y mental, y estas son condiciones previas para el disfrute de otros derechos y libertades. […] Los Estados deben actuar ahora para permitir abortos seguros y legales para mujeres y niñas. […]

Expertos de la ONU en derechos humanos.

 

Estamos asistiendo a una fase del movimiento feminista, más global y desacomplejada, que ya no queda relegado a los sectores del arte y el pensamiento más o menos elitistas. La cultura ha sido un potente motor social en los últimos 50 años, gracias a la cual se han llevado a cabo los mayores logros para la mujer en la historia de nuestra democracia; sin embargo, la relación arte, Exposición de Laia Abril, (Barcelona, 1986),Artista española, autora de On Abortion, Fotógrafa, artista multidisciplinar que trabaja con fotografía, texto, vídeo y sonido, En 2016 fue galardonada con el Premio Revelación Foto España, Fotopress Grant, y Prix de la Photo Madame Figaroc por Les Rencontres d'Arles A History of Misogyny, chapter one: On Abortion. Su trabajo se ha exhibido internacionalmente en los Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, China, Polonia, Alemania, Holanda, Suiza, Turquía, Grecia, Francia, Italia y España.pensamiento y derechos humanos se ha visibilizado poco en los medios de comunicación de masas. Es posible que el debate explícito sobre los derechos de la mujer, en estos últimos tiempos, se esté abriendo a todos los agentes sociales y áreas disciplinares. Las redes sociales y movimientos como #MeToo, contribuyen a que cuestiones relacionadas con la restricción de derechos salgan a la superficie; sin embargo, sigue habiendo aspectos relativos al cuerpo de las mujeres, su emancipación con respecto al control social, el derecho a decidir en asuntos relacionados con el acceso a servicios de aborto legal y seguro, que no interesa abordar, ya que tiene importantes costes sociales y políticos.

Coincido con Aurora Fernández-Polanco en su ensayo Otro mundo es posible ¿Qué puede el arte? (1) donde destaca la acción titulada “Algunas cosas que usted no puede saber por los medios” del colectivo brasileño, Movimiento sem teto do centro, cuando confiesa el desengaño que antes o después hemos sufrido los que crecimos en una época donde lo que salía en las imágenes de los medios era una realidad irrefutable.

A pesar de los avances de las sociedades occidentales, incluso en aquellos países donde existe un interés especial por acabar con esta discriminación, el día a día nos enfrenta con una evidente disparidad práctica en cuestión de género; es por eso que artistas, pensadores y científicos deben permanecer atentos para visibilizar leyes o conductas que impliquen un retroceso en logros y derechos para la igualdad de género. Desde luego que los problemas surgen más agudamente en países en vías de desarrollo, con gobiernos autoritarios o donde la religión y el Estado están estrechamente vinculados; y es ahí donde hemos de emplear la imaginación para acabar con la discriminación entre personas de diferentes categorías, que afecta a mujeres, pero también a niños y ancianos, considerando que se puede ejercer el control de su cuerpo y mente, de sus emociones y su lugar en el mundo. Exposición de Laia Abril (Barcelona, 1986),Artista española, autora de On Abortion, Fotógrafa, artista multidisciplinar que trabaja con fotografía, texto, video y sonido, En 2016 fue galardonada con el Premio Revelación Foto España, Fotopress Grant y Prix de la Photo Madame Figaro por su exposición en Les Rencontres d'Arles A History of Misogyny, chapter one: On Abortion. Su trabajo se ha exhibido internacionalmente en los Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, China, Polonia, Alemania, Holanda, Suiza, Turquía, Grecia, Francia, Italia y España.

Y este es el punto de partida de Laia Abril, el miedo que generó una propuesta de ley del Partido popular en 2015 que pretendía restringir ciertos derechos de la ley del aborto. Me pregunto, en los términos de Fernández Polanco, si otro mundo es posible y en qué medida la expresión plástica y las imágenes pueden contribuir a formular un debate que vaya más allá de la superficie estética de la fotografía para un conocimiento más profundo de la realidad y generar una reflexión que pueda proyectarse hacia una transformación de futuro.

¿Cómo puede la fotografía relatarnos la misoginia? ¿Hasta dónde se pueden atrapar los conceptos de violencia, brutalidad, injusticia o maltrato psicológico a través de un relato visual sin acometer el papel de fotoperiodista ni caer en la escenificación o espectacularización?

La fotografía se maneja entre la posición del testigo de los hechos y la construcción de relatos. En Breve historia de la fotografía Walter Benjamin (2) trataba de explicar cómo la cámara constituía un ojo que venía a ampliar el ojo humano; entendía que el ojo ve y asimila un espectro reducido de lo visible, es decir, aquello que reconoce porque pertenece al marco de lo que puede percibir y entender; mientras que la cámara posee recursos para capturar lo imperceptible por el ojo y desde luego lo no razonable, lo que él llamaba “el inconsciente óptico”. De esta manera, la tecnología fotográfica añadía cualidades al individuo dotándole de la capacidad de conocer su mundo con más precisión, ya que puede ahondar más en la realidad.

Sin embargo, la sugerencia de Laia Abril, va por otros derroteros. Ella quiere hacernos ver un drama sin representarlo. No le interesa el morbo, ni lo desagradable; simplemente quiere hacer visible lo que está oculto bajo las miles de historias que sufren las Exposición de Laia Abril, (Barcelona, 1986),Artista española, autora de On Abortion, Fotógrafa, artista multidisciplinar que trabaja con fotografía, texto, vídeo y sonido, En 2016 fue galardonada con el Premio Revelación Foto España, Fotopress Grant, y Prix de la Photo Madame Figaroc por Les Rencontres d'Arles A History of Misogyny, chapter one: On Abortion. Su trabajo se ha exhibido internacionalmente en los Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, China, Polonia, Alemania, Holanda, Suiza, Turquía, Grecia, Francia, Italia y España. mujeres que se enfrentan a una necesidad que les está vetada. En este trabajo lo inconsciente óptico no son las imágenes a todo color e hiperrealistas de hechos a los que evidentemente no tenemos acceso, a pesar de que no dejan de ocurrir cada día (más de 47.000 mujeres mueren al año víctimas de abortos ilegales en el mundo); por el contrario, lo que se nos da a ver es un horror que hay que imaginar, donde las imágenes son soporte de un contenido connotado (3) . Las imágenes están ahí para acompañarnos a reflexionar y reconstruir el verdadero drama. Hannah Arendt describía la imaginación como “la facultad de hacer presente aquello que está ausente, la facultad de la representación” (4) ; es así cómo la imagen no fotografiada por la artista se recompone como imagen mental y única en cada espectador y que está en relación con los contenidos no explícitos o connotados de las imágenes.

De esta manera, el arte y la experiencia artística deben ir más allá de la observación de lo que acontece, del documento social o la mera información, enriqueciendo las imágenes con una poesía ética y estética que implica plasmar lo que hay, pero también lo que no hay pero se percibe, o lo que ha sido o podría ser. Encontrar el medio, el lenguaje o la forma de conjugar todas las posibles opciones a percibir es la complejidad que se busca en las imágenes artísticas, porque se corresponde con la complejidad y diversidad de nuestras sociedades y la conciencia que en ellas habita. Las imágenes son colaboradoras, directamente implicadas, en la transmisión de mensajes de realidad múltiple; pueden ser ambiguas y confusas, y sin embargo siempre nos dejamos cautivar por la ventana que nos abre al conocimiento. Un conocimiento que no siempre es explícito o denotado, sino que la mayoría de Exposición de Laia Abril, (Barcelona, 1986),Artista española, autora de On Abortion, Fotógrafa, artista multidisciplinar que trabaja con fotografía, texto, vídeo y sonido, En 2016 fue galardonada con el Premio Revelación Foto España, Fotopress Grant, y Prix de la Photo Madame Figaroc por Les Rencontres d'Arles A History of Misogyny, chapter one: On Abortion. Su trabajo se ha exhibido internacionalmente en los Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, China, Polonia, Alemania, Holanda, Suiza, Turquía, Grecia, Francia, Italia y España. veces  está oculto en estratos en los que hay que sumergirse y decodificar para comprender los significados connotados.

En esta exposición se articula el activismo de micro-resistencia a lo establecido por consenso y que está íntimamente asociado al régimen estético del arte; esta relación manifiesta una mayor eficacia y discernimiento de lo disonante en la sumisión a la lógica de las leyes e ideologías establecidas. De tal manera que, la fotografía se desliga de lo representado, para provocar, desde una percepción libre, nuevas conexiones que nos dé a ver las imágenes desde una perspectiva amplificada.

A History of Misogyny: On abortion nos presenta un relato visual que no pretende hacer un balance de la historia del aborto, sino construir una memoria tangencial de la realidad ante un derecho reconocido por instituciones bienintencionadas pero con limitada repercusión a pie de calle en el siglo XXI. La exhaustiva investigación no responde a una metodología única sino que organiza la información de manera multidimensional para circunscribir una temática concreta que, aunque afecta a las mujeres en primera persona, revierte en la sociedad al completo.

A través de este trabajo se desvelan dos características que tienen que ver directamente con el estatuto ontológico de la fotografía. Por un lado, está la enorme dificultad que tiene la fotografía de representar la violencia y el horror en toda su magnitud. Por sus limitaciones físicas y su subjetividad, el instante que capta la cámara va a ser parcial e insuficiente. Ninguna imagen, ni la más contundente ni directa, tiene la capacidad de mostrarnos una realidad absoluta. Es en este punto donde las metáforas cobran sentido y la ficción se hace más necesaria para contar la realidad objetiva una vez recopilados, contrastados y organizados los hechos.

El trabajo de Laia Abril, no sólo supone la creación de una memoria que va a ser crucial para futuros historiadores, sino que al mismo tiempo deja constancia de la ambigüedad epistemológica en la que la fotografía se mueve. La naturaleza de las imágenes es controvertida, además de las limitaciones de presentar el relato completo de la realidad, porque éste puede ser contradictorio o equívoco.

Desde la primera parte de la exposición ya se está planteando la confusión entre pasado y presente, algo que la temática del aborto comparte con la fotografía. La fotógrafa dispone una antigua silla obstétrica junto a imágenes de métodos rudimentarios de Exposición de Laia Abril, (Barcelona, 1986),Artista española, autora de On Abortion, Fotógrafa, artista multidisciplinar que trabaja con fotografía, texto, vídeo y sonido, En 2016 fue galardonada con el Premio Revelación Foto España, Fotopress Grant, y Prix de la Photo Madame Figaroc por Les Rencontres d'Arles A History of Misogyny, chapter one: On Abortion. Su trabajo se ha exhibido internacionalmente en los Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, China, Polonia, Alemania, Holanda, Suiza, Turquía, Grecia, Francia, Italia y España.interrupción del embarazo; hay imágenes de ranas (utilizadas como precario test de embarazo) o de una imagen ortodoxa de Jesús llorando por un niño abortado; se enfrentan anuncios de prensa sobre clínicas o médicos que practican abortos; … Podría parecer que estamos frente a imágenes de un pasado lejano, por eso el choque es mayúsculo cuando al leer las cartelas de los anuncios, se comprueba que las clínicas, que se publicitan en prensa a color y con mensajes eufemísticos, ocultan servicios abortivos ofertados en Perú en 2015. Pero esta ambigüedad continúa cuando las fotografías en blanco y negro, técnica que siempre se relaciona con el pasado, se acompañan de testimonios de mujeres recopilados entre 2011 y 2014 en los que cuentan sus historias recientes.

Laia no pretende hacer un trabajo de fotoperiodismo, aunque recurra a su formación periodística para abordar una metodología de investigación previa a la toma de fotografías; tampoco responde a una labor sociológica estricta, ni pretende el rigor del científico; de ninguna manera quiere contribuir a la sobreinformación trivial con sus graves consecuencias en la desmemoria por saturación. La artista ha sabido dosificar las imágenes y los textos para captar la atención del espectador, sea cual sea la razón por las que se acerca a la exposición. Y su mirada es dirigida hacia un mensaje claro: la falta de atención al sufrimiento de la mujer ya sea por cuestiones religiosas, ideológicas, biológicas o bien por restricciones de orden político, social o tabús culturales; pretende una mirada concreta y dirigida a un punto focal, al mismo tiempo que incorpora una asimilación caleidoscópica y transversal.Exposición de Laia Abril, (Barcelona, 1986),Artista española, autora de On Abortion, Fotógrafa, artista multidisciplinar que trabaja con fotografía, texto, vídeo y sonido, En 2016 fue galardonada con el Premio Revelación Foto España, Fotopress Grant, y Prix de la Photo Madame Figaroc por Les Rencontres d'Arles A History of Misogyny, chapter one: On Abortion. Su trabajo se ha exhibido internacionalmente en los Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, China, Polonia, Alemania, Holanda, Suiza, Turquía, Grecia, Francia, Italia y España. Esta exposición es una concatenación de imágenes propias y apropiadas de archivos, textos, objetos y recursos audiovisuales, que actúan de pantalla para la narración de la misoginia.

Aquí se incurre en la segunda ambigüedad o contradicción de las imágenes, ¿hasta dónde podemos afirmar que estamos frente a un relato objetivo? ¿o por el contrario solo responde a una visión personal de la artista y por tanto subjetiva y parcial? Las fotografías están mostrándonos un referente real con unos testimonios en primera persona, esas mujeres fotografiadas existen o han existido. La formalización de la narración es voluntad de la artista y esta está al servicio del desarrollo conceptual. Los retratos de las mujeres que entrevista así como las fotos que toma de sus enseres personales, por sí mismos no expresan ningún drama; sin embargo, la elección del blanco y negro y el flash directo no solo dificulta ubicarlas en un momento cronológico sino que además les confiere una cierta gravedad o seriedad.

La artista hace uso de recursos como los desenfoques o la inversión a negativo en las imágenes apropiadas, obtenidas de los archivos que consulta, muy diferentes de los retratos y bodegones nítidos que ella fotografía en sus entrevistas personales. En el primer caso, son mujeres a las que no tuvo acceso, bien porque estaban muertas o porque estaban en prisión. Lo borroso implica la disolución de los contornos, lo que lleva a mimetizarse con el entorno desapareciendo la identidad individual. El desenfoque nos habla de una realidad confusa, desaparece la objetividad que deshace al sujeto; sin embargo, es interesante observar lo borroso como una imprecisión que nos ofrece más a percibir, es decir, una veladura que multiplica lo aparente ya que se Exposición de Laia Abril, (Barcelona, 1986),Artista española, autora de On Abortion, Fotógrafa, artista multidisciplinar que trabaja con fotografía, texto, vídeo y sonido, En 2016 fue galardonada con el Premio Revelación Foto España, Fotopress Grant, y Prix de la Photo Madame Figaroc por Les Rencontres d'Arles A History of Misogyny, chapter one: On Abortion. Su trabajo se ha exhibido internacionalmente en los Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, China, Polonia, Alemania, Holanda, Suiza, Turquía, Grecia, Francia, Italia y España.encuentra en un eje intermedio entre lo que somos capaces de ver y lo que está representado, de tal manera que el retratado se vuelve más imagen, pierde corporeidad, es menos sujeto porque se le niegan sus coordenadas de percepción con lo que el drama se magnifica, no sólo porque se disuelve sino porque al mimetizarlo con el medio ese sujeto es cualquiera y es todos, la comunidad, es el sistema que incapacita al individuo a ser él mismo. Por otro lado, al pasar a negativo a las mujeres procesadas, se materializa la criminalización social, se las marca y estigmatiza, algo que es una realidad que se sufre en tantos países donde todavía son violentamente perseguidas.
Nos encontramos ante una exposición fotográfica expandida, en el sentido que se requiere del espectador una colaboración directa con la investigación, trasladándole una doble demanda: por un lado debe hacer un esfuerzo cognitivo a través de la lectura, comprensión y empatía con las historias narradas; y en segundo término ha de identificarse con las imágenes. De esta manera, la exposición de Laia Abril, deja constancia del paradigma que la fotografía comenzó a marcar a partir de las Vanguardias de comienzos del siglo XX: la reproducción técnica de la fotografía acercaba el mundo a cualquier entorno social y democratizaba un medio de expresión plástica y artística donde, contrariamente a lo que se pensaba en el nacimiento de la fotografía un siglo antes, el espectador es parte activa en la recepción y compresión de las imágenes y debe asumir una actitud crítica frente al posicionamiento político y social y de los contenidos ideológicos que alberga toda imagen.

 

 

 

 

Exposición de Laia Abril, (Barcelona, 1986),Artista española, autora de On Abortion, Fotógrafa, artista multidisciplinar que trabaja con fotografía, texto, vídeo y sonido, En 2016 fue galardonada con el Premio Revelación Foto España, Fotopress Grant, y Prix de la Photo Madame Figaroc por Les Rencontres d'Arles A History of Misogyny, chapter one: On Abortion. Su trabajo se ha exhibido internacionalmente en los Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, China, Polonia, Alemania, Holanda, Suiza, Turquía, Grecia, Francia, Italia y España.

 

 

Las fotografías, objetos y libro del proyecto de Laia Abril, History of Misogyny: On Abortion, fueron expuestos por primera vez en La Feria de fotografía Les Rencontres d’Arles en 2016. Desde entonces, la muestra se halla en itinerancia por ciudades europeas, recalando esta primavera en la Fundación Foto Colectania de Barcelona

Fotografías  de esta exposición: Susana Pardo

 

NOTAS

1. FERNÁNDEZ-POLANCO, Aurora: “Otro mundo es posible ¿Qué puede el arte?”, Estudios Visuales, 4 (2007), pp 126-143.
2. BENJAMIN, Walter: Breve historia de la fotografía. Madrid, Casimiro libros, 2011.
3. BARTHES, Roland: La escritura de lo visible. www.esnips.com/web/Lalia, pp 12-47.
4. FERNÁNDEZ POLANCO, Aurora: “ Historia, montaje e imaginación: sobre imágenes y visibilidades”, en BOZAL, Valeriano: Imágenes para la violencia en el arte contemporáneo. Madrid, La balsa de la medusa 154, 2005, p. 130.

 

 

URL: www.laiaabril.com
Laia Abril  On Abortion   https://vimeo.com/243104473
On Abortion. Laia Abril . FOTOCOLECTANIA   https://www.youtube.com/watch?v=7yp6UG6MARg
Susana Pardo   https://susanapardo.gallery

 

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