Susana Pardo

LA FORMA  DE  LA  POSIBILIDAD

Morfologías.  Robert  Pous

Una representación del trabajo de Robert Pous se expone en la galería East West, un espacio ubicado en el barcelonés barrio de El Poble-Sec, lo que ha implicado para el artista la vuelta al lugar donde creció. La exposición acoge el encuentro de artistas de diversas nacionalidades en el marco del programa «FUSION» Art Residency con la vocación de acercar oriente y occidente a través del lenguaje del arte.

La obra de Robert Pous establece una relación sinérgica entre arte y ciencia donde las disciplinas de la física, la filosofía, la teoría del arte y el estudio de la forma interactúan sin sumisiones jerárquicas, tratando de comprender lo aparentemente no objetivable y acotarlo en el terreno de lo perceptible a través del lenguaje del arte visual.

Divide su producción en tres líneas conceptuales diferenciadas que denomina: “Morfologías del tiempo”, “Morfologías del espacio” y “Morfologías humanas”. Pero ¿realmente podemos hablar de la morfología espacial sin que se vea implicada la naturaleza humana y viceversa? Y en ambos casos, ¿es posible tratar de observar cualquier forma orgánica o inorgánica, natural o arquitectónica, que no se exprese a través del tiempo? Lo que Pous nos presenta es una exploración estructurada y metódica para que el espectador no se pierda durante su proceso de investigación; y gracias a la facultad de imaginar y su talento plástico es capaz de sintetizar simbólicamente ideas complejas y hacerlas más comprensibles para el espectador.

Pous manifiesta su inquietud por cuestiones referentes a la percepción, ya que ¿cómo es posible observar la representación del espacio-tiempo, si estamos inmersos en ese escenario? La comprensión de que el movimiento es la manifestación de las dimensiones del espacio-tiempo solo se logra cuando nos detenemos y observamos. Es por ello, que Pous rompe con la lógica científica en la que se formó y se adentra en el silencio y la contemplación que surgen de las obras de arte y el proceso creativo, ofreciendo la paradoja de confrontar el espacio-tiempo con el no espacio-tiempo, y la necesidad de quietud para interpretar cualquier movimiento.

MORFOLOGIAS  DEL  TIEMPO

En el tiempo suspendido del arte es posible observar el tiempo. Las “Morfologías del tiempo” de Pous nos presentan lo informe, como un caldo de cultivo primigenio, una abstracción del fluir fundamental y, sin embargo, sus obras sostienen un gran peso material y están cargadas de potencialidad física. Así, el tiempo se manifiesta como una aparente posibilidad caótica e indeterminada, como un mundo abismal a punto de precipitar, de unir su energía para conformarse. Contemplamos esa posibilidad en movimiento cuyo flujo puede convertirse en eco, en ritmo, en ondas ordenadas y constituir el origen de una comunicación codificada, el precedente de las formas futuras.

Adquiere especial relevancia, en este contexto, el concepto de proceso. La obra de arte se entiende como una manifestación física o performativa de un pensamiento abstracto, y los procedimientos y desarrollos hasta llegar a esa concreción son fundamentales para entenderla. La ejecución adquiere significado ya que se presenta como una relación donde el objeto en construcción participa tanto como el sujeto constructor; ambos intervienen y condicionan cada uno de los momentos intermedios del curso en diferentes grados de intromisión.

Conceptualmente, la pieza en construcción nos deriva a la reflexión sobre la acción, enfatizando más las etapas y momentos de creación que en el producto final. El valor artístico se encuentra en la experiencia y el acto de crear, no solo en la obra terminada.

Pero también el proceso nos enfrenta a la temporalidad, constituyendo la metáfora o el reflejo de la continua transformación, visible en la consecución de las fases y en la apreciación ficticia de la idea lineal de tiempo. Desde el punto de vista de la ontología del proceso, los objetos, en este caso las obras de arte, se perciben como estabilizaciones temporales de procesos subyacentes más fundamentales; en lugar de ser la obra el elemento principal al que le ocurren eventos que la transforman, se invierte la relación de dependencia, de tal modo que la observación del proceso, con todos sus cambios dinámicos y continuos, es fundamental para la comprensión de la realidad.

MORFOLOGIAS  DEL  ESPACIO

En las “Morfologías del espacio”, el artista racionaliza la forma representada en geometría plástica pura concediéndole un escenario metafísico o virtual. Predominan las formas cuadradas, como unidad básica del espacio virtual de la computadora, o píxel, reforzado por el máximo contraste de color; el blanco y negro de las superficies planas y los cuadrados intensifica la dualidad de la organización binaria en ceros y unos, vacío y lleno. De tal manera que, la apariencia de simplificación de la formalización del espacio, adquiere la facultad de lenguaje, un código solo descifrable en la comprensión de lo dual. Los opuestos conviven porque se necesitan para existir. En un diálogo entre las fuerzas contrarias se estructura una dimensión metafísica, un lugar que pertenece al mundo de los conceptos puros, susceptibles de ser representados en imágenes gracias a la posibilidad de ser pensados e imaginados.

En las pinturas de las “Morfologías del espacio”, se proyecta una realidad donde lo dual está en equilibrio; la experiencia del vacío se enfrenta a la densidad de lo opaco; el hueco dejado por la separación, la mutación o traslación de la parte se relaciona con el todo; se exploran las correspondencias entre la ausencia y la presencia; todas estas cuestiones quedan abiertas en un territorio expuesto a la reflexión. Las formas geométricas se repiten y extienden generando el propio espacio, aparentemente al azar, creciendo de un modo fractal y conformando estructuras que podrían constituir armazones o esqueletos que sirvieran de soporte a cualquier objeto u organismo.

Representación de la forma en 5 dimensiones. Metáfora de una conciencia multidimensional

MORFOLOGIAS  HUMANAS

Por último, las “Morfologías humanas” se nos revelan como la síntesis de las dos Morfologías anteriores, donde el modo de organizar y dar estructura al espacio se entrecruza con la subjetividad del tiempo para generar una potente energía donde lo orgánico tiene lugar y la corporeidad parece configurase en un cierto orden tangible.

Las líneas sinuosas dejan vislumbrar identidades, individualizadas y asociadas entre sí, emergiendo de la confusión y la maraña. La metáfora del laberinto está presente en ese tumulto antropomórfico, tal como ocurre en el cerebro con sus múltiples circunvalaciones o en los pliegues del tejido espacio-temporal; paradójicamente, en todos ellos se conecta lo que 

aparentemente está muy distanciado, donde incluso, los caminos contradictorios pueden coexistir y conducir al mismo destino. Pous les cede el espacio blanco del lienzo, un entorno liberado, para que las identidades se busquen y expresen. La línea laberíntica del trazo o del surco realiza su recorrido dirigiéndose sin propósito previo. ¿De dónde surgen las formas humanas, de la confusión del laberinto o solo transitan por él para encontrarse? ¿Es necesario llegar al centro del laberinto para encontrar su verdadero yo? O ¿es suficiente simplemente transitar en la libertad del espacio sin condicionantes, superar los miedos y desafíos existenciales y reconocerse en cada momento del proceso?

Lo orgánico se expresa en la materialidad y la potencialidad; tanto se define por lo que es, el límite que lo conforma, como lo que no es, sus emanaciones y ecos. El reto es concebir la organicidad humana en lo físico y en lo metafísico y hacerlo visible. Las líneas identifican y delimitan a los individuos, pero no los encierra en una forma fija o estereotipada; la línea se desarrolla libremente dejando que sus oscilaciones, indeterminaciones, salientes, protuberancias, crecimientos y repeticiones posibiliten y protejan la evolución del ser, del mismo modo que fomentan la relación con el otro.

A pesar de que las tres Morfologías son una investigación en curso, Robert Pous ha conseguido elaborar un importante y significativo cuerpo de obras donde trata de explorar la naturaleza compleja del ser humano así como las dimensiones que habita. Todo su trabajo, tanto los dibujos, pinturas y, sobre todo, las esculturas, representan la contundencia de lo material, el empeño por llevar los conceptos al plano de lo visible; sin embargo, esa materialidad es etérea, rezuma neutralidad cuando se expresa en las formas puras de movimiento, en geometrías simples o figuras esquemáticas que se convierten en testigos simbólicos de memorias reales.

Enlaces de interés

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